En resumen, los afectados pierden el control y su rutina diaria se ve alterada porque su mundo gira en torno al sexo.
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Todo gira en torno al sexo: la gente sólo piensa en el sexo. Hasta se ha inventado una forma segura que garantiza tener sexo: el amor.
Puedes tener sexo sin amor, y más sexo.
Pero una cosa es segura, y es que, siempre que hablas de amor, y vives el amor, terminas en la cama, en la ducha, en la encimera, en el sofá... La gente firma contratos que le habalen tener sexo, hasta dios les obliga a tener sexo, con la excusa de la procreación.
El sexo está en todas partes, es como un psicópata que te persigue hasta que te atrapa, y entonces, no tienes escapatoria. Es una droga: todos los que lo prueban aseguran que no pueden vivir sin él.
Todo gira en torno al sexo: los que dicen no al sexo, los "sexoadictos"... El sexo está presente en su negación y en su defensa. Los clérigos son unos sexópatas mentales, al menos, no queda latente su pasión por la práctica sexual, pero están todo el día con la palabra sexo en la boca: no al sexo, no al preservativo, no a la tentación...Están tan obsesionados, que pareciera que esos sermones no son consejos espirituales, sino una autoprohibición´; da la impresión de que se fían menos de ellos mismos que de sus feligreses.
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